PREHISTORIA Y EDAD ANTIGUA
Los primeros datos poblacionales circunscritos al actual término municipal de Zarza la Mayor se remontan a tiempos prehistóricos, mas concretamente al periodo denominado Edad del Hierro, cuya cronología se sitúa en el primer milenio a.C..

La mayor parte de los investigadores coinciden en señalar que estos iniciales pobladores pertenecían a la tribu indígena denominada Vettones, cuya ascendencia eran los pueblos celtas que, procedentes del centro de Europa, habían ido llegando progresivamente a la península Ibérica instalándose en diferentes lugares de la misma, entre ellos el territorio que hoy comprenden las provincias de Salamanca, Ávila y noroeste de Cáceres.
El modo de vida de los Vettones se basaba fundamentalmente en la ganadería, sirviéndose para ello de varias especies, como el ganado bovino y el cerdo, aunque también utilizaron a otras como ovejas y cabras. Todas ellas aprovechaban muy bien las condiciones medioambientales, donde la dehesa y el monte bajo conformaban el paisaje mas habitual.
Respecto al lugar de residencia, la característica distintiva de la cultura vettona fue la construcción de poblados fortificados, situados en lugares altos, permitiendo un amplio dominio visual del territorio circundante. Su perímetro estaba limitado con varios cinturones de muralla concéntricos, y ya en el interior, numerosas casas de piedra con planta circular, aunque sin guardar una correcta organización urbanística. Estos lugares generalmente son conocidos con el nombre de castros y su fin era dotar de seguridad a sus moradores ante un hipotético peligro externo. Los castros se asociaban con otro tipo de residencias situadas en terreno llano, cuya función estaba directamente relacionada con la explotación agrícola.
Una última característica de los Vettones fue su profundo sentido religioso, muy evidente a través de los enterramientos o, por otro nombre, necrópolis.

De todos estos aspectos se conservan en territorio zarceño una gran muestra de restos arqueológicos. Así, respecto de los poblados fortificados, el asentamiento de Las Moreras es un buen ejemplo de castro situado en altura, con extensión inferior a 1 ha y muralla que en algunos tramos alcanza los 3´50 mts de altura. En contraposición, en terreno menos abrupto, encontramos un nuevo poblado en la zona de Valle Grande, con signos evidentes de muros y cimientos de vivienda.
Refiriéndonos a la arquitectura funeraria, los restos son aun más notables, destacando varios dólmenes, entre ellos el llamado Pata de Buey, que responde a la tipología de sepulturas de falsa cúpula. Otra modalidad de enterramiento muy común en la zona son las tumbas antropomorfas, excavadas sobre lanchas de granito. Existen varios agrupamientos, siendo el más interesante el ubicado en la Hoja de Navasardina.
A partir de la última fase de la Edad del Hierro comienzan a vislumbrarse algunos cambios en el modo de vida del pueblo vettón. El motivo es el enfrentamiento entre Roma y Cártago, que utilizan el suelo peninsular para dirimir sus diferencias por convertirse en la máxima potencia del momento. Los pueblos indígenas autóctonos, caso de los Vettones, se vieron implicados en la pelea., pues muchos de sus componentes son empleados como soldados mercenarios por ambos bandos. Finalmente las tropas del general romano Escipión consiguieron la victoria definitiva. Desde entonces iba a comenzar una nueva etapa, conocida como Romanización.
Al comienzo no fue un periodo de paz, sino más bien lo contrario. Los pueblos indígenas situados junto a la cuenca hidrográfica del Tajo, se opusieron tenazmente a la ocupación romana de su territorio. Acaudillados por el famoso Viriato acabaron por sucumbir al poder de Roma tras el asesinato de éste en el 139 a.C.
Poco a poco los Vettones fueron asimilando la cultura latina. Desaparecieron los castros situados en las alturas y se origino un nuevo tipo de poblamiento en el llano: los oppida, o asentamientos rurales (villae), dedicados plenamente a aprovechar toda la riqueza del territorio, tanto ganadera como agrícola.
En el término de Zarza la Mayor son reconocibles varios de estos peculiares hábitats, que han originado posteriormente su conversión en caseríos y majadas pastoriles. Piedra Alta y Las Mayas son nombres de la toponimia zarceña actual que remiten a estos originales asentamientos.
Mención aparte, los últimos descubrimientos apuntan a que una de las actividades más interesantes de aquel tiempo fue la explotación de yacimientos de oro. Así lo demuestra el hallado al norte del término municipal, junto a la margen izquierda del río Erjas, cuya riqueza arqueológica está considerada de máximo interés.

Durante el año 27 a.C tuvo lugar, por orden del emperador Augusto, la fundación de la legendaria provincia de Lusitania, que englobo los antiguos límites de los Vettones.
La articulación de Lusitania se baso en la urbanización de viejos castros y campamentos militares, como los de Norba Caesarina (Cáceres), Caurium (Coria) o Emerita Augusta (Mérida), unidos todos a través de una gran calzada: Vía de la Plata.
El camino citado tenía varios afluentes que lo ponían en comunicación con otros puntos de la Lusitania. Entre esas rutas secundarias destacaba una, que enlazaba Norba Caesarina con Egitania (Idanha a Velha, Portugal) cruzando el río Tajo por el puente levantado junto a la localidad de Alcántara.
Los patrocinadores de tan magna obra fueron los municipios, o villae, más próximos, ya que eran los primeros beneficiados en su edificación. Actualmente hay una placa conmemorativa en el puente que nos recuerda sus nombres, entre ellos el de los Interamnienses.
De esa lista surge la problemática de tratar de hacer corresponder los municipios romanos con los pueblos actuales. Y aquí nace la posibilidad de que Zarza la Mayor fuera en época romana el lugar de asentamiento del pueblo Interamniense. ¿Por qué esta hipótesis? La respuesta son los hallazgos arqueológicos encontrados en término de Zarza, sobre todo el de una lápida sepulcral que contiene un nombre, Interamnia. Esta coincidencia en la toponimia apunta a que Zarza/Intermania fueron sinónimo o, que al menos, próximo a la ubicación actual zarceña existió antaño un poblado romano de importancia tal que contribuyó, con su estipendio, a construir el puente alcantarino. No obstante, hay autores que se niegan a afirmar esta propuesta, señalando otros lugares para situar correctamente Interamnia.
Fuera de una manera u otra, lo que esta realmente probado es que en tiempo de la dominación latina existió un núcleo habitado en las inmediaciones de la actual Zarza la Mayor, como así lo demuestran las abundantes laúdes sepulcrales halladas, que hoy se conservan en el Museo Arqueológico de Badajoz.
Con todo, el germen poblacional ya estaba sembrado para el futuro más inmediato.
